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Islamismo

Principales Creencias del Islam

El islam es una de las grandes religiones monoteístas del mundo, la segunda en importancia luego del cristianismo. Tiene alrededor de 1.800 millones de fieles en el mundo entero (25% de la población global). Se trata de una religión abrahámica, como el judaísmo y el cristianismo, sus religiones hermanas, identificadas con la tradición espiritual inaugurada por el primer patriarca judío, Abraham (Ibrahim), quien habría nacido alrededor del 1813 a. C.

Sin embargo, el islam se distingue de las otras dos en la elección de su profeta, Mahoma (Muhammed), y su libro sagrado, el Corán, aunque también acepta como textos sagrados a la Torá judía (el Pentateuco cristiano), los Salmos bíblicos y el Evangelio.

El islam venera de manera exclusiva a Alá (Allah), cuyo nombre proviene de la voz semítica El, empleada también en la Biblia. Su dios es único y no se toleran sus representaciones, juzgadas como idolatría. Los seguidores del islam se denominan “musulmanes” (del árabe muslim, “que se somete”).

¿Qué es el Islam?

El islam cree en la existencia de un único dios, Alá, creador, sustentador y soberano del Universo, el cual se ha revelado a distintos profetas desde el inicio de los tiempos, siendo uno de ellos incluso Jesús de Nazaret. De hecho, las cualidades que los musulmanes le atribuyen a Dios no son muy distintas de las que judíos y cristianos proponen, aunque con diferencias considerables. Por ejemplo, el Dios del islam es único e indivisible, a diferencia del dogma de la trinidad cristiano. Además, es irrepresentable, por lo que no permite el culto a imágenes o representaciones, como sí hace el cristianismo (al menos el católico, con su santoral). Además, su texto sagrado, el Corán, es el único no tergiversado a lo largo de los años.

Por otro lado, el islam cree en la existencia de los ángeles, que son criaturas divinas que sirven de intermediario entre la humanidad y el creador, y que jamás desobedecen sus mandatos.

También cree en la predestinación, y en que la voluntad de Alá está detrás de todo lo que ocurre, perjudicial o beneficioso, ya que aquello que él no desee que ocurra, no podría ocurrir.

En último lugar, el islam cree en una vida luego de la muerte, así como en un juicio ante Alá, en el que a cada persona le será entregado por los ángeles un libro con sus obras terrenales o con sus pecados. Esto ocurrirá el Día de la Resurrección o yawn-al Qiyämah.

¿Cómo se originó?

La historia del islam es vasta y compleja, como suele ser en el caso de las grandes religiones, tuvo un enorme impacto en la política y la sociedad de su región de origen y en el mundo entero.

Sus orígenes se remontan a la península arábiga del siglo VII, con la llegada del profeta Mahoma a lo que estaba poblado por diversas tribus y comunidades nómadas o seminómadas, como los beduinos, y pequeñas poblaciones de agricultores que ocupaban los oasis del norte o las zonas más fértiles y densas del sur (hoy en día Yemen y Omán). Estos pobladores seguían sus propias religiones politeístas, o eran judíos, cristianos o seguidores del zoroastrismo. Tenían como ciudad sagrada la Meca, donde estaba el muro sagrado de Zamzam y el templo de la Kaaba.

En las afueras de la ciudad, Mahoma tuvo una revelación religiosa a sus 40 años, y se dedicó a predicar la que según él era la antigua y verdadera religión, que judíos y cristianos habían degradado. Así unificó la región y dio inicio al Estado musulmán. Con su muerte en 632, ese Estado quedó en manos de sus sucesores, los califas, quienes fueron los encargados de llevar la religión más allá. Entre los siglos VI y VII, el recién nacido Imperio Islámico conquistó desde la India, el norte de África y Asia central, hasta la Península Ibérica y el Mediterráneo, durante tres dinastías sucesivas: los califas ortodoxos, los califas omeyas y los califas abasidas.

En el año 945, los seleúcidas o turcos musulmanes se apoderaron el imperio, iniciando así su decadencia, caracterizada por la descentralización política y la pérdida de territorios. Luego de vencer a los bizantinos en 1071, los musulmanes se enfrentaron a los reinos cristianos de Occidente en una serie de conflictos conocidos como las Cruzadas. A su término, surgió Saladino (1138-1193), quien unificó el Califato y recuperó las tradiciones ortodoxas, impulsando la Edad Dorada del islam. Ésta culminó con la invasión de los mongoles desde el este, quienes acabaron con el califato Abbasí pero eventualmente se convirtieron al islam, esparciendo la religión a nuevos confines de Eurasia.

El surgimiento de los poderosos imperios europeos en los siglos XVIII y XIX sentenciaron el punto final del islam como potencia mundial. El último de sus representantes políticos fue el Imperio Otomano, disuelto luego de la Primera Guerra Mundial y segmentado en una serie de protectorados europeos.

El islam llega al siglo XXI en un estado de dispersión, con prácticas variadas en naciones más o menos ortodoxas, e incluso una presencia considerable en naciones occidentales. Además, sufre la mala fama del radicalismo terrorista surgido con el enfrentamiento de Estados Unidos con agrupaciones fundamentalistas como al-Qaeda o Estado Islámico (Daesh)

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